Invocación en honor de los santos Apóstoles Pedro y Pablo
Proteged, Señor, a vuestro pueblo y pues confía en el
patrocinio de vuestros Apóstoles Pedro y Pablo, conservadlo defendiéndolo
perpetuamente. Por Cristo Señor nuestro. Amén. (Misal Rom.)
Enchiridion indulgentiarum. Preces
et pia opera [MCMLII], conc. 480.
Indulgencia de trescientos días.
Indulgencia plenaria, en las condiciones de costumbre, si
se repite esta invocación, durante un mes entero, todos los días. (S. Pen. Ap.,
22 nov. 1934).
Preces en honor de los santos Apóstoles Pedro y Pablo
Oh santos Apóstoles Pedro y Pablo, os elijo desde hoy
y para siempre por mis particulares protectores y abogados; a vos, San Pedro,
Príncipe de los Apóstoles, porque sois aquella piedra sobre la cual Dios
edificó su Iglesia; a vos, San Pablo, porque fuisteis escogido por Dios como
Vaso de elección y por Predicador de la verdad en todo el universo. Os ruego
que me obtengáis una fe viva, una esperanza firme, una caridad ardiente: un
total desasimiento de mí mismo, el desprecio del mundo, la paciencia en las
adversidades, la humildad en la prosperidad, la atención en la oración, la
pureza del corazón, la recta intención en el obrar, la diligencia en el
cumplimiento de las obligaciones de mi estado, la constancia en los propósitos,
la resignación en la voluntad de Dios y la perseverancia en la divina gracia
hasta la muerte, para que, mediante vuestra intercesión y vuestros gloriosos
méritos, una vez vencidas las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne,
sea digno de comparecer delante del supremo y eterno Pastor de las almas,
Jesucristo, el cual, con el Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los
siglos de los siglos, para gozar de Él y amarle eternamente. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
V/. Los constituiréis príncipes sobre toda la tierra.
R/. Se acordarán de vuestro nombre, oh Señor.
Oremos. Oh Dios, cuya diestra levantó al
bienaventurado Pedro, cuando andaba sobre las olas, para que no se sumergiese,
y sacó del profundo del mar a su coapóstol Pablo al naufragar por tres veces,
escuchadnos propicio y concedednos que, por los méritos de ambos, obtengamos la
gloria eterna: Que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.
Enchiridion indulgentiarum. Preces
et pia opera [MCMLII], conc. 482.
Indulgencia de quinientos días.