"Matrimonio y familia no son una construcción sociológica casual, fruto
de situaciones particulares históricas y económicas. Por el contrario,
la cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hunde sus
raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo puede encontrar
su respuesta a partir de ésta. No puede separarse de la pregunta siempre
antigua y siempre nueva del hombre sobre sí mismo: ¿quién soy? Y esta
pregunta, a su vez, no puede separarse del interrogante sobre Dios:
¿existe Dios? Y, ¿quién es Dios? ¿Cómo es verdaderamente su rostro? La
respuesta de la Biblia a estas dos preguntas es unitaria y
consecuencial: el hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es
amor. Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre
auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que
se convierte en alguien que ama.
De este lazo fundamental entre Dios y el hombre se deriva otro: el lazo
indisoluble entre espíritu y cuerpo: el hombre es, de hecho, alma que se
expresa en el cuerpo y cuerpo que es vivificado por un espíritu
inmortal. También el cuerpo del hombre y de la mujer tiene, por tanto,
por así decir, un carácter teológico, no es simplemente cuerpo, y lo que
es biológico en el hombre no es sólo biológico, sino expresión y
cumplimiento de nuestra humanidad. Del mismo modo, la sexualidad humana
no está al lado de nuestro ser persona, sino que le pertenece. Sólo
cuando la sexualidad se integra en la persona logra darse un sentido a
sí misma". (BENEDICTO XVI).
lunes, 21 de diciembre de 2015
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.
lunes, diciembre 21, 2015